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“En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”
2 Corintios: 4:4 RVR1960

La ceguera no solamente puede ser física, sino espiritual y muchas veces éste problema en lo personal ha llegado a afectarme en más de alguna ocasión.

Hoy en día formamos parte de un mundo y una sociedad que está lleno de opiniones, publicidad, marketing, redes sociales, reuniones sociales, trabajo, relaciones personales y entornos en donde podemos encontrarnos en un momento dado que pueden desviar nuestra atención o influenciar nuestra vida en un sentido equivocado.

Es ahí, donde tenemos que comprender que no solo es necesario conocer y estudiar la Palabra de Dios y tener un amplio conocimiento de los temas espirituales, sino es sumamente importante e indispensable pedir la ayuda, la guía y la dirección del Espíritu Santo para poder resistir a los ataques espirituales y estar fortalecidos ante las acechanzas del enemigo, quien, por supuesto es el maestro del engaño y de la seducción y que busca convencernos o influir en nuestras vidas para destruirlas.

El camino del pecado es el más fácil de encontrar y que en un abrir y cerrar de ojos podemos estar sumidos en el.

Y sé que coincidirás conmigo, ya que para los cristianos el resistir a las tentaciones y el caer en el pecado es como estar en un camino estrecho, en donde es difícil seguir, donde encontramos tentaciones con las que hay que batallar casi que a diario y en todo momento. Podemos intentar evitar caer pero cuando sucede, puede resultar frustrante, desgastante, doloroso ya que el pecado nos desvaloriza y nos engaña, haciéndonos sentir sucios e indignos delante de Dios.

Cosa contraria, para los que buscan las oportunidades de pecar y de convencer a otros de que todo está bien, que hay libertad y derecho de hacer lo que sea porque es normal y natural con el famoso dicho: “no pasa nada». Pero es así como muchos divagan en éste mundo y con sus acciones denotan una tremenda ceguera espiritual que no les permite ver o darse cuenta que sus vidas están al borde del abismo.

El Espíritu Santo es la luz que nos permite ver con claridad, que ese camino estrecho es el camino correcto para ir en cada momento al lugar santo al que nos conduce Jesús hacia nuestro Padre Celestial en los cielos, hacia la salvación y la vida eterna.

La cobardía no tiene lugar en el corazón de los cristianos. Aunque hayamos caído en pecado o en tentación, el sentimiento de culpa y de mentira solo proviene de las mentiras del enemigo, más, sin embargo, los cristianos sabemos, que la sangre preciosa del Cordero es la única que nos ha limpiado de toda culpa y mancha de pecado por medio del sacrificio de amor, con el que desde la cruz, Jesucristo con su amor, nos libró de la muerte a causa del pecado.

“Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos
Efesios 1:17-18 RVR960

Doblar tus rodillas y hacerlo en oración para reconciliarte de nuevo con Dios es parte del milagro de amor y salvación que tenemos para no sentir vergüenza sino sentir el deseo y la voluntad de levantarnos de nuevo, poque el amor de Dios es el que nos invita a diario a buscarlo. Aunque estemos manchados de pies a cabeza de culpas y pecado, es otra manera en la cual Jesús está ahí esperándonos, para bañarnos con su sangre preciosa, abrazarnos y darnos la gracia de la salvación.

Recordemos que Jesús dijo, cada día trae su propio afán:

Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
Mateo 6:34

La provisión y el cuidado siempre nos lo dará. Pero debemos estar confiados en Él en todo momento y aunque fallemos, levantarnos de nuevo inmediatamente. La culpa no nos ayuda en nada, solo el reconocer que somos pecadores y que le necesitamos clamar a su misericordia para estar de nuevo de su mano y en gracia con él.

Así que, oremos por todos aquellos que aún están y andan en la oscuridad de éste mundo, sobre todo por aquellos seres queridos, amigos y conocidos, para que puedan encontrar esa luz en sus vidas y tener la oportunidad de encontrarse con Jesús.

Recordemos que hay que odiar al pecado, más no al pecador.

Comencemos ésta semana a interceder y clamar que el Espíritu de Dios nos guarde de las tentaciones y de caer en pecado, que nos guie y fortalezca para avanzar en nuestras vidas y abramos nuestros corazones al Espíritu Santo, para que a partir de hoy en adelante sea el centro y motor de nuestras vidas.

Author

Tony Mazariegos

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