En El Nombre De Jesús

Muchas personas que no conocen el amor de Dios, tienen la idea errónea que la maldad del mundo o que las cosas negativas que nos puedan pasar, son porque Dios no nos ama.

A veces, nosotros aún conociendo a Cristo, en ocasiones llegamos a dudar de ese amor.  Pero el apóstol Pablo, era muy sabio y estaba convencido que no existe ninguna cosa que pueda interponerse entre nosotros y el amor de Dios.

“En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total. Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo!” (Romanos 8:37-39 TLA)

El amor de Dios fue tan grande que nos dio el regalo más valioso, Él envió a Jesús a vencer en esa Cruz, por cada pecado y dificultad de este mundo. Fue en esa Cruz, donde se demostró que nada podrá separarnos de su amor.

Y donde esas batallas y pruebas que a lo mejor estemos pasando, ya fueron vencidas.

  • Ni la muerte, ni la vida: debemos estar convencidos como el apóstol Pablo que el morir es Cristo y el vivir es ganancia, porque Jesús venció la muerte, para darnos vida eterna.
  • Ni los ángeles, ni los demonios: no debemos tener miedo a los seres espirituales “principados y potestades”, Jesús venció y mostró su poder en esa cruz. Él ya los venció una vez y tiene el poder para vencerlos una vez más. Así que nuestra confianza debe estar puesta en Él.
  • Ni lo presente, ni lo por venir: nada en el presente y nada en el futuro van a separarnos del pacto de amor que Dios hizo con nosotros a través de Jesucristo. Debemos vivir convencidos que, aunque en el presente estemos pasando cosas difíciles o nos olvidemos de Él, porque estamos viviendo nuestro mejor tiempo, no debemos permitir que nada nos separa de su amor.
  • Ni lo alto, ni lo profundo: aún ni el punto más alto o bajo del universo pueden interferir entre Dios y nosotros. Su amor no tiene límites y va más allá de lo que cualquiera de nosotros podamos imaginar.  
  • Ni cosa alguna en toda la creación: Si todo lo anterior no fuera suficiente, Pablo añade que no hay nada creado en este mundo que pueda separarnos del amor de Dios. Y eso nos incluye a nosotros mismos, que muchas veces hemos tratado de alejarnos de su amor. Pero, aunque hagamos cosas que no le agraden, pequemos con nuestro pensamiento o nuestras acciones, y justifiquemos que nos alejamos de los caminos correctos, por las decisiones incorrectas que tomamos. El amor de Dios sigue estando ahí. Y sigue llamándonos, y anhelando que decidamos aceptar ese amor.

Su amor no tiene nada que ver con lo que estemos viviendo en este mundo. La prueba de su amor está en el regalo, que nos ha dado. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna”. Juan 3:16 NVI

Él nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Debemos declarar que nada ni nadie podrá separarnos del amor de Dios que es Cristo Jesús, nuestro Salvador, que nos hace más que vencedores, que nos amó y vive en nosotros. “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí”. Gálatas 2:20 NVI

Author

Astrid Rosales

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

CAPTCHA ImageChange Image