Cuidado Pierdes Tu Bendición

Todos queremos que cosas buenas sucedan en nuestras vidas, pero también a menudo las queremos a nuestra manera, las queremos ahora, no después. Nos volvemos impacientes y nos desanimamos cuando vemos que las cosas no suceden, empezamos a dudar en Dios. Le hacemos la pregunta: ¿Cuándo Dios?, si lo prometiste, ¿por qué no llega? 

Es en medio del camino, cuando el Señor podrá ver si estamos listos para recibir nuestra bendición, Él usará esos tiempos de espera para prepararnos y trabajar en nuestra fe, paciencia y evaluar la confianza plena que tenemos en Él. Así que debemos estar atentos, porque de lo contrario el Señor puede hacernos tomar el camino más largo o incluso podemos llegar a perder esa bendición. 

“Cuando el rey de Egipto dejó que los israelitas se fueran de su país, Dios mismo les enseñó el camino que debían seguir. No los llevó por la región donde vivían los filisteos, aunque era el camino más corto. Y es que Dios pensó que, si los filisteos atacaban a los israelitas, éstos podrían asustarse y regresar a Egipto. Por eso Dios hizo que los israelitas rodearan el camino del desierto que lleva al Mar de los Juncos. Así salieron de Egipto.” (Éxodo 13:17-18 TLA)

Dios guió a los Israelitas a través del camino más largo y duro en su viaje a la Tierra Prometida, al inicio lo hizo porque sabía que ellos podrían llegar a tener miedo de los filisteos. Pero si leemos toda la historia, podremos ver que, ese atraso fue debido a su propia falta de FE y su DESOBEDIENCIA.

 Fue por su FALTA DE CONFIANZA donde la mayor parte de ellos perdieron la bendición de entrar a esa Tierra Prometida, solo dos personas de la generación inicial pudieron entrar, Josué y Caleb (véase Números 14:38). Todos los demás habían muerto sin alcanzar la meta deseada.

El plan original de Dios NO era tenerlos en el desierto, 40 años antes Dios les había dicho a los hijos de Israel: “Así que ve y diles a los israelitas que yo, su Dios, los voy a sacar de Egipto, y que los haré descansar de los trabajos tan pesados que ahora tienen que hacer.

Los llevaré al país que prometí a Abraham, a Isaac y a Jacob, y que de ahora en adelante será de ustedes. Así sabrán que yo fui quien los libró de su esclavitud en Egipto, y serán mi pueblo y yo seré su Dios.” (Éxodo 6:7-8 TLA)

 Pero les tomó todo ese tiempo, un viaje que normalmente podría durar un par de semanas, porque no estaban listos para recibir esa bendición. 

Así que, si en nuestra vida no estamos viendo bendiciones, puede que sea tiempo de empezarnos a preguntar si estamos OBEDECIENDO y ESCUCHANDO la voz de Dios, si estamos haciendo las cosas que Él nos ha llamado hacer. A preguntarnos, si realmente estamos preparados para recibir esas bendiciones. Porque el Señor quiere bendecirnos, pero lo hará en Sus tiempos, cuándo Él sabe que estaremos listos. Dios siempre cumple Sus promesas. Tiene poder para hacerlas y tiene poder para cumplirlas. Pero también puede quitarlas si decidimos hacer las cosas a nuestro modo y no nos dejamos guiar por Él. 

Su Palabra promete que no llegará tarde, ni un solo día: “Tardará un poco en cumplirse, pero tú no te desesperes; aún no ha llegado la hora de que todo esto se cumpla, pero puedo asegurarte que se cumplirá sin falta” (Habacuc 2:3 TLA)

Nuestro trabajo no es estar averiguando el ¿cuándo? y ¿cómo?, porque a menudo estas preguntas pueden ser un misterio que harán que perdamos el gozo y la paz.  Nuestro trabajo es tomar acciones y hacer las cosas que Dios nos pide que hagamos, incluso aunque parezcan imposibles o sean tomar otro camino que no sea el que esperábamos, nuestra tarea es no darnos por vencidos hasta alcanzar la promesa. 

Seamos POSITIVOS a Cristo, porque lo que Él ha prometido sucederá en el tiempo justo.  Él te moverá y te llevará por el camino correcto hacia esa Tierra Prometida.