Hace muchos años existió un gran rey, que enfrentó grandes batallas y derribó ejércitos. Un hombre conforme al corazón de Dios, David.
Su historia empezó, cuando un día mientras cuidaba a las ovejas del rebaño de su padre, fue enviado a llevar provisiones de alimentos al campamento donde se encontraban sus hermanos, quienes estaban en medio de una batalla contra los filisteos.
Cuando David llegó, escuchó que Goliat, un soldado guerrero de casi 3 metros de alto, salió de entre los filisteos y empezó a gritar y a desafiar a los israelitas, el ejército de Dios. Todos los israelitas temblaban de miedo y se escondían de Goliat.
A partir de ese día, Dios sacó a luz el plan y propósito que Él tenía para David, cuando David estuvo dispuesto y fue valiente para enfrentarse a ese gigante, a pesar de que nadie creía que él era capaz de vencerlo. Y con una piedra y una honda, venció a Goliat.
Es probable que tengas un gigante en tu vida que te esté impidiendo que veas el plan de Dios; te ha mantenido cautivo, intimidado y te ha quitado la paz y el gozo. Ese gigante puede ser el temor, la inseguridad, una enfermedad, los problemas familiares o financieros, una adicción, el rechazo en una relación, la comodidad o el conformismo. Esos gigantes que, sin darnos cuenta se vuelven tan fuertes en nuestra mente y corazón, que nos mantienen atados y nos impiden ver el cumplimiento del plan de Dios en nosotros. Pero hoy quiero recordarte que Dios está con nosotros, como lo estuvo con David.
“David le contestó: —Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel, a quien has desafiado. Hoy mismo el Señor te entregará en mis manos; y yo te mataré y te cortaré la cabeza.
Hoy mismo echaré los cadáveres del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras del campo, y todo el mundo sabrá que hay un Dios en Israel. Todos los que están aquí reconocerán que el Señor salva sin necesidad de espada ni de lanza. La batalla es del Señor, y él los entregará a ustedes en nuestras manos.” (1 Samuel 17:45-47 NVI)
Al final de la historia de David y Goliat, leemos: “Así fue como David triunfó sobre el filisteo: lo hirió de muerte con una honda y una piedra, y sin empuñar la espada” (1 Samuel 17:50 NVI). En cuestión de horas, un jovencito en el que nadie creía, con una honda y su fe puesta en Dios, derribó al gigante que había tenido cautivo a los israelitas durante cuarenta días. Pero esa victoria la logró, porque David usó las herramientas con las que había sido equipado.
David tenía fe, porque conocía a Dios; lo adoraba y hablaba con Él a través de la oración. David tenía fuerzas, porque cada vez que un león atacaba a sus ovejas, se enfrentaba a él y lo mataba. David tenía seguridad, porque su confianza estaba puesta en Dios. David reconocía que necesitaba de Dios, él reconocía su pecado y aceptaba que solo no podría. David a pesar de haber tenido muchas adversidades, pudo confiar en Dios en medio de la prueba. Él sabía que Dios lo tenía todo bajo su control, él sabía que Dios caminaba con él.
Hoy quiero animarte y retarte a no ver qué tan grande es tu gigante, sino a que te enfoques en ver el tamaño de tu Dios. Llegó el tiempo de avanzar a la victoria que Él tiene para ti. Ponte la armadura, que es momento de ver caer a los gigantes que están en tu vida. Jesús va delante de ti, Él quiere guiarte y protegerte. Quiere ayudarte si tú se lo permites. Él es tu pastor que promete guiarte en el valle, Él sabe qué es lo mejor para ti. Es tiempo de que veas cumplirse las promesas que tu Padre Celestial te ha dado. Es tiempo de confiar en que todo mejorará.
W.Jose Hernández
octubre 14, 2020Excelente mensaje Astrid, Dios te bendiga y siga dando de su amor, bendición y sabiduria para que sigas compartiendo con todos y todas los que buscamos de Él
Lilian de Morales
octubre 14, 2020Es impactante como David sólo con decir vengo en el nombre del Dios todo poderoso, eso le dio autoridad. Es lo que necesitamos decirle al miedo, al temor en el nombre del Dios poderoso.
Teresita Cano
octubre 14, 2020Que Dios Nuestro Señor, nos permita tener un corazón como el de David, conforme al corazón de Dios
Mario E. Ayala
octubre 19, 2020Astrid vi su foto no sabía que usted iba a esta iglesia, me alegro que Dios la siga usando y siga siendo luz. Le mando un abrazo.